El uso cotidiano de distintos programas informáticos de dibujo y pintura, de potentes ordenadores, impresoras de calidad museo o tintas con pigmentos naturales y soportes artísticos de alta calidad, supone la puesta en marcha de estos nuevos mecanismos de creación de imágenes.
El trabajo que aquí presento conserva la filosofía y los principios básicos de la ilustración botánica tradicional, afrontándola, eso si, desde una metodología nada desconocida para el mundo científico, asumida cotidianamente por todas las ciencias y que se traduce en la aplicación de las nuevas tecnologías.
Quizás mi formación como botánico, haya sido determinante para adoptar este medio digital, donde arte, ciencia y tecnología aúnan sus atributos para dar un nuevo significado a las palabras de Leonardo da Vinci:
"la ciencia más útil
es aquella cuyo fruto
es más fácilmente comunicable"
Es indudable que la tecnología digital aporta una serie de características comunes a todos los medios tradicionales de producción de imágenes, mostrándonos una realidad alejada del concepto revolucionario que a primera vista pudiera desprender. Sin embargo, aunque su existencia se basa en propuestas planteadas por otras artes, no es menos cierto, que su naturaleza la separa radicalmente de todas ellas, asistiendo de esta manera, a una reinterpretación de las formas artísticas tradicionales.
Así, hoy en día, a los perfiles del artista botánico tradicional, hay que añadir aquellos que permiten utilizar ordenadores, tabletas digitales y programas informáticos de dibujo. Herramientas, al fin y al cabo, no muy distintas de las utilizadas a lo largo de la historia de la ilustración botánica y empleadas para un fin común, describir y descubrir la esencia científica y artística de las plantas.
El arte es el resultado de un proceso creativo, original y único en el que el artista se relaciona estrechamente con distintos materiales y medios. Las obras creadas digitalmente forman parte de un medio más en el amplio abanico artístico. No obstante, el encuentro entre el artista y su herramienta digital no garantiza el resultado final de la obra sin un conocimiento previo de las técnicas clásicas de dibujo y pintura.
Las nuevas tecnologías han cambiado significativamente la manera de producir imágenes y de comunicarlas. Sin embargo, el fin científico perseguido sigue siendo el mismo, captar milimétricamente la plenitud y diversidad de un mundo variable, singular y en constante cambio.
Si analizamos las diferentes técnicas de reproducción utilizadas a lo largo de los tiempos en ilustración botánica, quizás nos asombremos al descubrir que su evolución ha discurrido siempre paralela al desarrollo de las nuevas tecnologías. Así, las xilografías que monopolizaron la reproducción de la mayoría de los libros, textos e imágenes durante los siglos XV, XVI y XVII, fueron reemplazadas por la calcografía, a medida que el avance del conocimiento científico requería nuevas técnicas de reproducción, capaces de superar la calidad de la xilografía. Lo mismo ocurrirá con la litografía, en años venideros, consolidando así su hegemonía sobre otros métodos.
Sin embargo no será hasta entrado el siglo XIX cuando empiece a pergeñarse el escenario donde diseñar las pautas de una nueva iconografía moderna. En este contexto, los procesos fotomecánicos (fotograbado y fototipia) tomarán el relevo de las litografías y se consolidarán como método de reproducción en ilustración botánica.
Pero a finales del XIX la fotografía irrumpirá en el panorama iconográfico para modificar categóricamente el vinculo entre el hombre y sus representaciones visuales, estableciendo un punto de inflexión en la relación entre imagen y ciencia. La fotografía permitió, por primera vez, eliminar la mano humana en la representación visual de la realidad. Sin embargo como diría Monique Sicard en 1991 en su obra Images d’un autre monde. La photographie scientifique :
“la fotografía naciente fue la expresión
de una ciencia que deseaba comprender.
El dibujo el de aquella que quería
explicar”
Pero si la fotografía supuso un cambio decisivo en la relación ancestral entre arte ciencia y tecnología, la era digital conllevará una nueva revolución solo comparable a la invención de la imprenta en el siglo XV.
En pleno siglo XXI el ordenador personal no solo se ha convertido en el instrumento centralizador de información y comunicación en la vida cotidiana, sino también en una herramienta capaz de generar arte, ciencia y cultura.
Hoy en día, el término digital ha irrumpido con fuerza en nuestra sociedad, afianzándose en el panorama artístico como un nuevo lenguaje de expresión, abandonando esa plataforma de arte emergente que conseguía representar sus obras directamente sobre la pantalla del ordenador para convertirse en una realidad que traspasa lo virtual y se hace visible sobre cualquier soporte conocido.